lunes, 19 de agosto de 2013

La llegada al poder del partido nazi fue atribuida a las prácticas ocultistas; el propio Adolf Hitler estaba fascinado por las artes oscuras, pero ¿Cómo llegó a esta extraña asociación?




Desde muy joven, a Hitler le fascinaba el ocultismo; estaba obsesionado con la astrología, la religión, la magia y el yoga. Por este motivo, en 1919, decidió mezclar su ambición política con una sociedad ocultista: La sociedad Thule. Este movimiento fue clave para el desarrollo posterior de su visión de una nueva Alemania aria.




La sociedad Thule comenzó como un grupo de hombres interesados en el ocultismo. Sus símbolos eran la esvástica y la daga. Tenían claros prejuicios sociales y eran antisemitas. Esta sociedad esotérica fue fundada por el ex masón y místico orienta, el barón Rudolf von Sebottendorff. Se reunían todos los sábados para hablar de las runas (el alfabeto alemán antiguo), la evolución racial, la mitología nórdica y el nacionalismo alemán. Este grupo estaba inscrito como una sociedad “literario-cultural”. Sin embargo, a este grupo se le solía conocer como la Germanenorden o la Orden del Santo Grial. En esta sociedad había una increíble cantidad de rituales, con caballeros de brillante armadura, reyes sabios, místicos, bardos, ninfas…


La iniciación era secreta y estaba compuesta por rituales masónicos, aunque fuese una sociedad que en realidad combatía a la masonería. Hitler se inscribió en esta sociedad atraído por sus ideales; ellos creían que la raza aria era la única raza verdadera y que los judíos, además de otras comunidades, habían ido minando su fuerza y pureza a través de la creación del cristianismo, la masonería, el capitalismo o el comunismo.


Aseguraban que la raza aria procedía de un lugar llamado Thule, el Polo Norte, donde había una entrada a una gruta subterránea habitada por gigantes. Creían que, tan pronto como los alemanes “purificasen” el planeta de la contaminación de las razas “inferiores”, estos superhombres de Thule se darían a conocer, y el vínculo que se había perdido entre el hombre y Dios se forjaría de nuevo.






Más adelante, bajo la creciente influencia de Hitler, el brazo político de la sociedad Thule evolucionó. Pronto se convirtió en su principal dirigente y lo rebautizó como Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores.


Al llegar Hitler al poder en la década de 1930, muchas personas relacionadas con el ocultismo influyeron sobre él y desempeñaron un papel esencial en el desarrollo del Tercer Reich. El más significativo de ellos fue el vidente Erik Jan Hanussen, un editor austriaco, mago y espiritualista, a quien Hitler había conocido en 1926.


El 25 de marzo de 1932, Erik publicó en su revista de ocultismo un artículo cuyo título era: “Hanussen en trance, predice el futuro de Hitler”, y donde narraba como Hitler sería proclamado canciller. La mayoría de las personas se lo tomaron a risa, pero el 30 de enero de 1933, sucedió lo impensable; su predicción se había hecho realidad.



Las leyendas sobre las reuniones entre Erik Jan Hanussen y Adolf Hitler son abundantes. Se cuenta que Hitler, ya en el poder, llamó al vidente para concertar una reunión, ávido por saber más sobre los poderes místicos y ocultos de Hanussen. Él le leyó las manos e inmediatamente entró en un extraño trance, y anunció a Hitler que iba a cosechar un gran éxito.


Después de recibir la información, Hitler siguió consultando con el vidente sus asuntos espirituales. Hanussen llegó incluso a revelar a Hitler sus secretos para cautivar al público. Le enseñó a hablar en público, que gestos emplear, cómo y cuándo alzar y bajar la voz…


El lenguaje corporal se entiende como un medio de comunicación subliminal desde no hace mucho tiempo; pero en 1930 en Berlín, esto se consideraba un arte oculto y no algo propio de la psicología.


A parte de Hanussen, se sabe que otros altos mandos nazis como Heinrich Himmler, Richard Walther Darré o Rudolf Hess tenían mucho interés en el ocultismo. Otro firme creyente del ocultismo fue Alfred Rosenberg, miembro de la sociedad Thule desde 1919 y uno de los primeros socios políticos de Hitler. Brazo derecho de Adolf Hitler, considerado el más importante ideólogo del nazismo, su trayectoria fue imparable.


Rosenberg creía que el arte, la ciencia, la cultura y la historia mundial estaban determinados por la raza y la sangre; de este modo, la sangrse empezó a usar como icono; para los alemanes la sangre era el alma, el espíritu. Cuando Hitler trató de tomar Alemania por primera vez, en 1923, una de las banderas que enarbolaban quedó manchada de sangre de los camaradas caídos. Ese emblema ensangrentado se convirtió en una especie de reliquia. Cada vez que se creaban nuevas banderas o se bautizaban nuevas unidades de la SS, Hitler portaba la bandera manchada de sangre y tocaba con ella los nuevos estandartes de las unidades, para conferirles el mismo poder que el creía que tenía la bandera reliquia.



Al igual que todas las religiones, el nazismo tiene como símbolo religioso a la esvástica. Adolf Hitler la adoptó de la sociedad Thule como símbolo del partido nazi en 1920. Sin embargo este signo no se remonta a esta época; los hindúes, desde la antigüedad, se refieren a ella como el disco giratorio con el que el dios Vishnu hizo girar el universo para que existiera. La esvástica, tal como la presentan los nazis, sigue la dirección de las agujas del reloj; sin embargo, cuando la dirección es la contraria se trata de un símbolo hinduista.


A Adolf Hitler se le considera el primer jefe de estado que comprendió perfectamente el poder de la iconografía y la utilizó a gran escala al servicio de su objetivo: manipular a su pueblo.


Todavía sigue sin saberse como pudo llegar al poder este hombre, sin contar con los fieles que fueron siguiéndole durante toda su carrera, ¿Habrán tenido que ver todos esos rituales ocultistas que practicó con su llegada al poder?




La sociedad Thule (Thule-Gesellschaft) fue fundada por Rudolf von Sebottendorff (estudioso de ocultismo, alquimia y demás disciplinas esotéricas) agosto del año 1918. Muchos alemanes de alta posición pertenecieron a ella. Fue una de las primeras sociedades (junto con algunas más antiguas como la "Germanenorden" o la "orden teutónica" ) en usar la esvástica como su símbolo (aunque la bandera que todos conocemos fue creada por otro miembro de la sociedad Thule llamado Doctor Krohn) Creían en la idea de que ciertos sacerdotes se salvaron durante la destrucción de la Atlántida y consiguieron huir hasta un refugio en el Tíbet.




Creían que encontrándolos lograrían entrar en contacto con ciertas entidades llamadas los "Maestros", para conseguir que se unieran a ellos y les ayudasen a desarrollar sus poderes místicos en base a una energía que ellos llamaban “Vrill”. Gracias a esto, lograrían crear una raza de Superhombres que llevasen el ideal "Ario" por todo el mundo Una vez en el poder, muchos miembros de las altas esferas nazis fueron miembros de la Sociedad Thule y de otras órdenes esotéricas, sobre todo en las SS. El Reischfuhrer de las SS Heinrich Himmler....



.....era un ávido estudiante de las ciencias ocultas; e incluso fue creado un departamento de investigación de lo oculto en las SS, la “Ahnernerbe” (Herencia Ancestral) fue establecida en 1935 con el Coronel de las SS Wolfram von Sievers a su cabeza. Estos investigadores fueron los encargados de buscar las reliquias y lugares míticos que obsesionaban a Hitler.






Hitler se convirtió en un coleccionista compulsivo de extrañas reliquias





Vitrina donde se exhiben, en la casa del tesoro del Hofburg de Viena, la Corona imperial, la Manzana, el Cetro, las Cruces,la Espada imperial y la Espada de San Mauricio, insignias imperiales conocidas con el nombre de "Reichskleinodien".



Reliquias no sólo cristianas, sino también de reliquias nórdicas y germanas (generalmente de dudosa procedencia o autenticidad). La creencia de la cúpula del poder nazi en estas supersticiones llevó a los líderes de las SS a adornar sus emblemas con runas de orientación nórdica: el signo original de las SS es la runa llamada Sowilo. Otra de las maneras de imponer esta pseudo religión (que se basaba como evangelio en el libro “El Mito de la Sangre” deAlfred Rosenberg) fue educar a los jóvenes de las Juventudes Hitlerianas en la antigua religión de Wotan e incitar a los miembros de las SS a seguir una serie de ritos llegándose a establecer entre los miembros de las SS unas bodas basadas en esta nueva religión (cuyo centro de operaciones era el castillo de Welwelsburg, en Westfalia y su mayor representante era Heinrich Himmler).




Cuando los Aliados descubrieron la importancia que los nazis daban al esoterismo, sobre todo entre los mandos, crearon, dentro del MI5, el Departamento Ocultista, contratando como asesor al mismoAleister Crowley.




Guías Místicos de Hitler




Johann Dietrich Eckart
fue uno de los primero fundadores del partido nazi y gran creyente de las sesiones espiritista, siendo en una de ellas donde se le profetizaba la llaga de aquel que salvaría a la gran raza aria, ese “Mesías” seria Adolf Hitler. Dietrich, el hombre que dijo “Yo he iniciado a Hitler en la Doctrina Secreta, he abierto sus centros de visión y le he proporcionado los medios para comunicarse con los poderes” se volvió su mentor. Pero Diterich no llegaría a presenciar los avances que en esta materia alcanzaría su diabólico discípulo, ya que moriría víctima de la iperita en 1923. Antes de su deceso había pronunciado: "Seguid a Hitler. Él bailará, pero yo he compuesto la música. Le hemos dado los medios de comunicarse con Ellos… No me lloréis: yo habré influido en la Historia más que ningún alemán…"




Jan Eric Nauseen, dirigía la segunda parte del espectáculo del Scala de la capital alemana, con sus exhibiciones paranormales tenía embelesado a Hitler (principalmente por sus escritos mítico-esotéricos), así como a sus compañeros ideológicos Rudolf Hess, Goebbels y Heydrich, insipientes estudiantes de ocultismo.




Era tanta la afición de dichos personajes por el ocultismo, que Hitler, Hess y Goebbels, eran incapaces de llevar a cabo una decisión política, sin consultar con sus astrólogos y videntes, por lo que llega a convertirse en el astrólogo particular de Hitler, hasta la noche del 24 febrero de 1933, en una reunión privada en el Palacio del Ocultismo, entre altos personajes de Berlín y varios dirigentes del partido nacionalsocialista, Hanussen cayó en trance y con voz quebrada, vaticinó:

La multitud..., una gran multitud en las calles... Todo un pueblo aclamando los desfiles de nuestros SS... Es de noche, desgarrada de fuego... Veo los reverberos iluminados, las luces de la alegría, la cruz en su vorágine de fuego... Es la llama de la liberación alemana, el fuego sobre las viejas servidumbres, el fuego que canta la gran victoria del partido... Ahora alcanza una gran casa... ¡Un palacio! Las llamas salen por las ventanas..., se extienden... Una cúpula pronto, va a derrumbarse... ¡Es la cúpula del Reichstag que flamea en la noche! 



Exactamente cuarenta y ocho horas después (a las nueve en punto de la noche), la inmensa mole delReichstag ardía. Pretexto que seria usado por los nacionalsocialistas para culpar a los integrantes del partido comunista y así poder hacerse del poder absoluto, por lo que Adolf Hitler, su protector desde hacía años, jamás le perdonó aquella revelación tan inoportuna como anticipada. Así que solo un mes después Karl Ernst, y tres asesinos de la SA lo detuvieron el 24 de marzo de 1933 ante la entrada del Scala. Y unos días más tarde, el Volkischer Beobachter, en su edición del 8 de abril de 1933, insertaba una pequeña nota.


En las afueras de Berlín, entre Baruth y Neuhrof, en un bosque, unos leñadores acaban de descubrir el cadáver de un desconocido, parcialmente devorado por animales salvajes.




Las SS (Shutz Staffel Tropas de protección) fueron una organización paramilitar al servicio directo de Adolf Hitler, que tenían como misión la protección de los líderes del NSDAP, el partido nazi y más tarde la defensa de la pureza nacionalsocialista, el rescate de las tradiciones germánicas, así como otros objetivos tan variados como lo permitió el crecimiento del grupo. Tan variados y oscuros como los de las SS Totenkopf (grupo de las calaveras). 



Desde sus inicios, este grupo se caracterizaba por ser objeto de una fuerte selección, era una organización abiertamente elitista, que representaría los más profundos ideales del Nacional Socialismo. Sin embargo, también sería un símbolo del terror y la violenta represión del régimen nazi. Así se constituyó "La Orden Negra" en todo el sentido maligno que se le puede atribuir al tal título. Dirigidas por el Reichsführer de las SS, Hinrich Himmler considerado como el segundo hombre más importante del tercer Reich.




Himmler se había entregado al espiritismo, las ciencias ocultas y la astrología desde el final de su adolescencia, dándole la espalda al catolicismo. Creía que era la reencarnación de Enrique el Cazador, fundador de la casa real de Sajonia, y del estado Alemán, consecuentemente. Todo esto fue incorporado a la religión que les impondría a las SS. Otra de las acciones encaminadas a la exaltación de las tradiciones germanas, es el intercambio de las fiestas cristianas por fiestas germánicas. Himmler incursionó en ocultismo a través de sus estudios del Santo Grial, y fue un partidario de la Thule (una organización ocultista alemana). 

Era tal el afán de Himmler de que las SS tuvieran al personal más puro de Alemania, que se dio a la tarea de purgarla, reteniendo únicamente a aquellos que pudieran comprobar que su origen se encontraba libre de judíos o razas inferiores hasta 1750, además de que tenían que tener las mejores características físicas germanas. Una vez que el aspirante cubría los extensos requisitos, se le entregaban el uniforme negro de las SS con la calavera plateada y una daga ceremonial. En adelante debían asistir a lo que Francis King, autor de Satan and the Swastika (Satanás y la svástica) describe como “ceremonias neopaganas de una religión específica de las SS, creada por Himmler y derivada de su interés por el ocultismo y la adoración de Woden”.




El centro del «culto» de las SS fue el castillo de Wewelsburg, en Westfalia, que Himmler compró en ruinas en 1934 y reconstruyó durante los 11 años siguientes, con un coste de 13 millones de marcos. El vestíbulo central, donde se celebraban los banquetes, contenía una enorme mesa redonda con 13 sillones que parecían tronos, en los que se sentaban Himmler y doce de sus “apóstoles” más queridos. Debajo de este vestíbulo se encontraba el “vestíbulo de los muertos” donde se levantaban trece peanas en torno a una mesa de piedra.



A medida que los integrantes del círculo íntimo de las SS morían, se quemaba su escudo de armas que, junto con sus cenizas, era colocado en una urna sobre una de las peanas, donde era venerado. Dicho castillo se encontraba lleno de simbología mágica y ocultista, además de estar en un punto de gran poder, que lo hacían irradiar una poderosa energía.


Desde aquí, Himmler cumplió la misión maestra de realizar el genocidio sistemático de los judíos y razas inferiores. Millones de judíos, eslavos, gitanos, homosexuales y elementos opositores al régimen fueron exterminados. Himmler poseía entre sus otros extraños pensamientos, la creencia de un "calor animal" que haría que al sumergir a las víctimas en agua helada y se les colocar después entre los cuerpos desnudos de prostitutas para ser revividos. También era creyente de la craneología, la corriente pseudo-científica acerca del conocimiento de las tendencias humanas por medio de la forma del cráneo, y precisamente esa creencia llevó a cientos de judíos a la muerte, al ser decapitadas, al realizar una estadística sobre la medida de sus cráneos.


En los años veinte, cuando el movimiento Nacionalsocialista daba sus primeros pasos, Hitler pidió que se prepararan dibujos de un símbolo fácilmente reconocible, equivalente a la hoz y el martillo de los comunistas. Friedrich Krohn, dentista de Sternberg que era también ocultista, sugirió una svástica sobre un disco blanco en un fondo rojo. El rojo simbolizaba la sangre y el ideal social; el blanco el nacionalismo y la pureza de la raza, mientras que la svástica representaría la “lucha por la victoria del ario”.

Hitler quedó encantado, salvo por un detalle: la tradicional svástica orientada hacia la derecha debía ser invertida para formar lo que el escritor Francis King denomina «una evocación del mal, la degeneración espiritual y la magia negra». 

La svástica siempre fue un símbolo de la buena suerte, desde los tiempos más antiguos y en numerosas naciones; ha sido hallada en objetos chinos, mongoles e indoamericanos, aunque jamás, curiosamente, entre los pueblos semitas (judíos y árabes). La palabra svástica (o svastika) proviene del sánscrito su asti, que significa, traducido literalmente, «bueno es». De hecho la svástica, con sus brazos “suspendidos” como si el conjunto girara en el sentido de las agujas del reloj, simbolizaba el Sol, los poderes benéficos de la luz.


 

 

4 comentarios:

  1. FANTASTICA INFORMACION , TIENE MUCHO SENTIDO

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  2. RATAS SIONISTAS, JUNTOS CON LOS TRAIDORES AL NACIONAL SOCIALISMO,DISTORCIONADORES DE LA HISTORIA , REPTILOIDES DE MIERDA, ACA LOS UNICOS OCULTISTA SE SABEN QUE SON UDS. JUD'OSMASONES DE MIERDA.

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  3. Los maestros?que maestros?de refiere?

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