sábado, 10 de agosto de 2013

11:09















Cuando se cumple un siglo de la muerte del escritor irlandés Bram Stoker, creador del mito literario del vampiro, considero oportuna la reedición de uno de nuestros post con la versión femenina del personaje de Drácula, pero con tintes si cabe más oscuros.

Es bien conocido por todos, que la propia realidad puede llegar en ocasiones a ser más escalofriante, incluso, que la ficción…

La condesa sangrienta


Erzsébet Báthory, la "Condesa sangrienta"

Detrás de esta imagen de frágil apariencia de Erzsébet Báthory, se esconde una sangrienta y cruel viuda asesina en serie, obsesionada con la belleza y perteneciente a una de las familas más poderosas de la Hungría de su tiempoen la segunda mitad del s.XVI.
Detrás de ese inocente rostro, que parece no haber roto un plato en su vida, se esconde la mujer que tiene, el lamentable honor, de ser una de las asesinas más crueles y sanguinarias que el mundo haya conocido.
Según relata el sumario de su juicio y el diario que ella misma escribía; Erzsébet Báthory, conocida como la “Condesa sangrienta”, acabó con la vida de 612 mujeres jóvenes, de entre nueve y veintiseis años, para así poder bañarse en su sangre y mantenerse joven eternamente.Antes de ser viuda

Erzsébet (Elizabeth) Bathory nace en 1560 de un matrimonio consanguíneo (entre primos) en una de las familias más poderosas de Hungría. De pequeña sufre ataques epilépticos que posteriormente remiten con la edad. A los 13 años empieza a “dar problemas”. Se queda embarazada de un sirviente al que la familia de Elizabeth castran y lo arrojan a los perros. Llegaría a tener el niño aunque se desconoce que fue de él.
Con 15 años se casa con un Conde de 26 años llamado Ferenc y Elizabeth vive con él y su suegra en su castillo. El joven conde no pasaba mucho tiempo con ella: solí estar combatiendo en alguna de las muchas guerras de la zona (empalando a sus enemigos sin compasión , sadismo frecuente por aquellas tierras), lo que le mereció el apodo de “Caballero Negro de Hungría”. Existe registro epistolar de cómo Ferenc y Erzsébet intercambiaban información sobre las maneras más apropiadas de castigar a sus sirvientes, esto era considerado” normal” entre los nobles de la época.




La leyenda

Cuentan que a la muerte de su marido la condesa comenzó a mostrar su verdadera cara. Para empezar, despidió a su muy odiada suegra del castillo, junto con el resto de la parentela ; las muchachas a las que ésta protegía en esos momentos fueron llevadas a los sótanos y allí recibieron por fin los castigos que, en opinión de Elizabeth, se merecían.
Es por esta época, tras enviudar, empiezan a escucharse rumores de que algo muy siniestro ocurre en el castillo. Llegan historias de que la condesa practica la brujería (explícitamente, la magia roja) y para ello utiliza la sangre de muchachas jóvenes.
Cuenta la leyenda que… todo comenzó cuando una sirvienta cepillaba el pelo a la Condesa y le dio un tirón con el cepillo haciéndole daño
Elizabeth se revolvió y le dió un manotazo que rompió la nariz de la sirviente salpicándola de sangre. Fue entonces cuando creyó notar que, allí donde había caido la sangre, su piel parecía más tersa y que habían desaparecido las arrugas.
La condesa húngara llegó a obsesionarse con la belleza y creyó encontrar la fuente de la eterna juventud bañándose en la sangre de jóvenes doncellas vírgenes

Desde entonces su mayor obsesión fue la de encontrar mujeres, cuanto más jóvenes mejor y a ser posible vírgenes, para poder bañarse en su sangre y, por supuesto, también beberlaLas muchachas eran raptadas por algunos de sus colaboradores, tan siniestros como ella, destacando a Dorottya, Ilona y Piroska a quienes se les catalogaba de brujas.
Elizabeth y sus acólitos no se conformaban con desangrar a sus víctimas sino que además éstas eran sometidas a retorcidos suplicios. Como muestra de sus peculiares gustos, este es el relato tomado a una de las pocas chicas que lograron escapar.

“…una joven de doce años llamada Pola logró escapar del castillo de algún modo y buscó ayuda en una villa cercana. Pero Dorka y Helena Jo se enteraron de dónde estaba por los alguaciles, y tomándola por sorpresa en el ayuntamiento, se la llevaron de vuelta al Castillo de Cachtice por la fuerza, escondida en un carro de harina. Vestida sólo con una larga túnica blanca, la condesa Isabel le dio la bienvenida de vuelta al hogar con amabilidad, pero llamaradas de furia salían de sus ojos la pobre ni se imaginaba lo que le esperaba. Con la ayuda de Piroska, Ficzko y Helena Jo, arrancó las ropas de la doceañera y la metieron en una especie de jaula. Esta particular jaula estaba construida como una esfera, demasiado estrecha para sentarse y demasiado baja para estar de pie. Por su [cara] interior, estaba forrada de cuchillas del tamaño de un dedo pulgar. Una vez la muchacha estuvo en el interior, levantaron bruscamente la jaula con la ayuda de una polea. Pola intentó evitar cortarse con las cuchillas, pero Ficzko manipulaba las cuerdas de tal modo que la jaula se balancease de lado a lado, mientras que desde abajo Piroska la punzaba con un largo pincho para que se retorciera de dolor. Un testigo afirmó que Piroska y Ficzko se dieron al trato carnal durante la noche acostados sobre las cuerdas, para obtener un malsano placer del tormento que con cada movimiento padecía la desdichada. El tormento terminó al día siguiente, cuando las carnes de Pola estuvieron despedazadas por el suelo”.
Una asesina sangrienta

Al principio, la condesa, gracias a su privilegiada situación, actuó con cierta impunidad asesinado impúnemente a sus víctimas, durante algún tiempo.Principalmente porque las éstas eran siempre mujeres de las clases bajas que desaparecían y nadie preguntaba. Los problemas le llegaron cuando empezó a no encontrar víctimas propicias entre la plebe. Entonces fue cuando comenzaron a desaparecer muchachas de la nobleza y ese sería el error que acabó con la Condesa sangrienta.
Pero las jóvenes nobles si despertaron sospechas entre la gente poderosa y con recursos y el rey ordenó que se iniciara una investigación.
Esto es el relato de lo que encontró el investigador del rey cuando llegó al castillo la Condesa:
“…Lo primero que vieron fue a una sirviente en el cepo del patio, en estado agónico debido a una paliza que le había fracturado todos los huesos de la cadera. Esto era práctica corriente y no les llamó la atención, pero al acceder al interior se encontraron a una chica desangrada en el salón, y otra que aún estaba viva aunque le habían agujereado el cuerpo. En la mazmorra encontraron a una docena que todavía respiraba, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. De debajo del castillo exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más. Y el diario de Elizabeth contaba día por día sus víctimas, con todo lujo de detalles, hasta sumar un total de 612 jóvenes torturadas y asesinadas. Por todas partes había toneles de ceniza y serrín, usados para recoger la sangre que se vertía tan pródigamente en aquel lugar. Debido a esto, todo el castillo estaba cubierto de manchas oscuras y despedía un tenue olor a podredumbre. Se decía que mientras su esposo estaba fuera, ella mantenía relaciones sexuales con sirvientes de ambos sexos, y se rumoraba que cuando tenia sexo con chicas no era raro que las mordiese salvajemente.”
El juicio

La condesa debido a su condición de noble no podía ser juzgada, pero sus ayudantes fueron juzgados y condenados a muerte (sólo se perdonó a la más joven de las sirvientes de la condesa porque intercedió por ella una de las víctimas). A todos se les decapitó y sus cuerpos fueron quemados excepto a las tres brujas que se les aplicó un castigo especial. Primero les arrancaron los dedos con unas tenazas la rojo vivo y posteriormente arrojadas vivas a una gran hoguera.
La condesa fue encerrada en una mazmorra de su castillo. Tapiaron las puertas y ventanas y dejaron tan solo un pequeño orificio por donde le pasaban la comida. Después de cuatro años de no ver la luz del sol, la condesa sangrienta murió. Este es el estado actual del castillo de la condesa.
En la imagen; Restos del castillo de Csejthe, escenario de las “supuestas matanzas”


Conclusión:

Aunque ha quedado constancia del juicio y del diario de Elizabeth Bathory donde se detallan los crímenes, algunos investigadores actuales consideran que estos asesinatos o al menos parte de ellos, fueron fruto de una complicada trama montada por sus enemigos en una lucha de poder interna. Probablemente, Erzsébet Báthory, no fuera más que una víctima de la ambición o envidia que causaron en la época sus propiedades, influencias y poder.

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